En mis tiempos de bailarín folclórico nos organizábamos como grupo, colectivo casi familiar cuyo interés fundamental era mantenernos activos y juntos alrededor de un proyecto artístico común, grupo de danza que permanecíamos unidos a pesar del tiempo, de la falta de financiación económica, de la dificulta para conseguir espacios para ensayos, permaneciendo como un núcleo de trabajo, eso eramos un grupo, un conjunto de danza, porque trabajábamos CON-JUNTOS. A diferencia de una compañía de danza, la cual es entendida como un colectivo de trabajo artístico por tiempo definido, es decir un director o un coreografío invita o selecciona a interpretes a bailar una coreografia especifica con el propósito de cumplir una temporada o un contrato y al terminarse este objetivo queda disuelta la compañía, llamando a otros bailarines en caso de otro proyecto nuevo.

La diferencia radica en la formalidad de cada una de ellas, mientras que un grupo es la conformación de personas para la exploración, integración y participación en propuestas coreográficas, la compañía se dedica a la convocatoria y formación de bailarines para la puesta en escena y en su conjunto están directores, coreógrafos, representantes, vestuaristas, entre otros. 

En mi opinión, considero que la diferencia radica como dice la Maestra Maira Nieves, en la formalidad y estructura de cada uno de ellos, es decir: el grupo de danza por lo general está formado por personas muchas veces de distintas edades, integrantes de distintos núcleos familiares, que pasan a formar parte de una sola familia, con el objetivo de aprender danza, disfrutar de la propuesta y trabajar en conjunto por ese fin común. En cambio la compañía estaría integrada por un grupo selecto de bailarines con el fin de llevar a cabo una propuesta artística, bajo la dirección de un coreógrafo/ director y en la mayoría de los casos, por no decir en su totalidad con una remuneración económica.