Descripción
En este texto exploro la relación de los bailarines de tango con la música y cuento algunas intimidades de lo que sucede en las milongas. Quien baila, escucha; y lo que escucha y cómo lo escucha es motor y sentido de su baile. Su encuentro en el abrazo, sus movimientos y pasos tangueros son directamente influenciados por la particularidad de cada orquesta, y eso lo/la identifica. Me gusta pensar que cada tango es un paisaje musical que dura tres minutos. Las parejas lo recorren de forma siempre renovada. En la milonga, lo que se escucha y lo que se mueve son parte de lo mismo.