Descripción
En 1903, Ruben Darío asiste al estreno de Isadora Duncan en París. El resultado será “Miss Isadora Duncan”, crónica publicada por el Suplemento Ilustrado de La Nación. En ella, Darío reflexiones sobre varias cuestiones: la “rareza de Isadora”, la belleza de sus movimientos y pone en juego dos problemáticas intensas: cómo representar por escrito el movimiento de la danza y la relación del ritmo entre danza y poesía. Para el primero de los puntos, Darío elige comparar a Isadora con las pinturas y artes clásicas y “ponerlas en movimiento”. Sumando “el gesto anterior y el gesto posterior” a las artes inmóviles, da con el movimiento de Isadora. En cuanto al ritmo encuentra en Isadora un poema encarnado cuya rítmica es equiparable a su propia poética._x005F_x000D_
César Vallejo escribe en 1927 “Los funerales de Isadora Duncan” para Mundial, y despoja a Isadora de la visión cultural que le da Darío para pensarla como un cuerpo natural. El ritmo esta en la naturaleza y no en la cultura y a partir de allí realiza su propia teoría.