Descripción
El mito sobre el origen del tango repite con algunas variantes que nace en los suburbios, y en peringundines donde lo conocen los niños bien que son eternos transgresores de clase. Prohibido y censurado en Buenos Aires, se consagra en París después de 1910, y vuelve triunfal de la mano del barón Antonio De Marchi, quien lo presenta en 1913, en un baile social, en el Palais de Glace. Recién entonces habría sido aceptado por la oligarquía y copiado por las clases populares y medias en formación.
Este mito del origen es persistente, pero no es cierto. Los documentos registran otra cosa y vale la pena contrastar las versiones de la época, sobre todo con las crónicas que reportan los diarios y las revistas que muestra la existencia de una sociedad muy dinámica sin guetos y que procrea el tango muy rápidamente aceptado.
El artículo describe la trayectoria del mito del “peringundín” a París y demuestra con las fuentes de época, que este mito que niega el aporte inmigratorio, no soporta el cotejo de archivo.