Descripción
La danza ha sido desde los orígenes del cinematógrafo un atractivo ingrediente para el séptimo arte. No obstante, las películas que presentan a sus creadores resultan la excepción. De entre estas excepciones caben destacar películas como Isadora (Karel Reisz, 1968) o Nijinsky (Herbert Ross, 1980), donde se impone una representación idealizada del genio creador que se enfrenta a los convencionalismos que le rodean. Frente a esta imagen poetizada del coreógrafo, la película All that Jazz (Bob Fosse, 1979), cercana temporalmente a las dos mencionadas, muestra un personaje absolutamente humano en sus imperfecciones. Por esta razón, la obra más personal de Fosse se convierte en un buen punto de origen para el estudio de la representación del coreógrafo en el cine y para entender la forma en la que la gran pantalla ha representado la danza y a sus creadores