Descripción
Estudiando el mundo andino en su formación, resalta la relación histórica entre los movimientos nativistas de la resistencia a la evangelización misional de los invasores castellanos en el siglo XVI con las formas artísticas de danza y música generadas sincréticamente al asimilarse, como resultado cultural de tal conflicto secular las mismas formas religiosas autóctonas que los dogmatizadores católicos pretendían extirpar de su propio país y los elementos introducidos por los invasores. Estos procesos se resumen en el movimiento llamado Taki Onqoy, cuyas características quedaron impresas en los gestos de la Danza de las Tijeras y, a su vez, éstos generaron las formas musicales, con especial influencia del hecho religioso (las formas del culto telúrico) constituido por la persecución sufrida por la religión de los apus. La autora recupera en los testimonios vivenciales de sus partícipes actuales, en entrevistas detalladas tanto a músicos como a intérpretes, el modo de recrear y conservar la Danza como tesoro cultural.
