Descripción
La danza, como cualquier otra manifestación humana, es producto de un entorno. Se debe a él y es este mismo quien lo transforma. La danza flamenca, con casi dos siglos de edad, ha cambiado mucho desde sus primeros brotes en Andalucía de mediados del siglo XIX. Hoy en día, no sólo es un arte que nos mueve la sangre, también es un fenómeno que ha sabido adaptarse a los cambios que implica embarcarse en la nave de los procesos de expansión global. En este trabajo Jorge Gómez explora los caminos que la danza flamenca ha seguido en el entorno mundial, y la manera en que este torbellino de cambios e intercambios culturales la ha impactado.