Descripción
La configuración y el enriquecimiento del baile flamenco a partir de las tradiciones previas de danza española ha sido una temática no abordada de forma unitaria en los estudios académicos sobre flamenco. Por ello, nuestro trabajo tiene por objeto realizar un análisis histórico-estético del primer desarrollo del baile flamenco, desde una perspectiva crítica y reflexiva que parte de las diversas referencias escritas que muestran el germen del baile flamenco en el marco de otras manifestaciones populares y teatrales de baile en Andalucía. Se trata, pues, de estudiar las coordenadas en que se inscriben las trayectorias que marcaron el camino hacia la profesionalización y el desarrollo de la escuela flamenca en el siglo XIX: El diálogo entre baile popular y el baile escénico. Desde entonces el baile flamenco ha seguido enriqueciéndose, siempre desde su principal eje vertebrador: la danza española. Esta, como uno de los pilares importantes de los que surge el baile flamenco, constituye un patrimonio que es necesario estudiar y analizar para así llegar a comprender y desmitificar cuanto atañe a la aparición y configuración del mismo como una escuela de baile diferenciada. Vemos necesario que aparezcan otros estudios que enfoquen el desarrollo del baile flamenco no sólo desde la descripción literaria, sino desde la perspectiva de la tradición previa de la danza española, como es el caso de la tradición de los bailes de jaleo teatrales, una tradición que cabe calificar de heterodoxa dentro de la danza teatral española, la más directa precedente, junto con la de los ambientes populares andaluces en los que los gitanos se desenvolvían, del baile flamenco. Reseñaremos la trayectoria profesional de Amparo Álvarez Rodríguez, La Campanera, una bailarina/bailora marcada por su incesante relación con los ambientes que posibilitaron la conformación del flamenco: los teatros y las academias. Su saber hacer en esos entornos, en los que participó activamente, la distinguió de las prácticas de la mayoría de flamencos de la época. Es por esta razón una figura apta para realizar un retrato de cómo se estaba configurando el baile flamenco entre 1840 y 1870, y en qué medida una bailarina académica o bolera –y flamenca al mismo tiempo- como Amparo Álvarez llegó a fortalecer y modificar esta práctica. El análisis de la actividad profesional de la sevillana Amparo Álvarez Rodríguez desde mediados del siglo XIX ha servido para intentar construir el marco del desarrollo del baile flamenco en una época y en un entorno que fue de crucial importancia para su consolidación. En nuestra investigación queremos detenernos en dos puntos relevantes. Por un lado, trataremos de insertar la figura de La Campanera dentro de las tendencias de configuración del flamenco tal como estaban en esa época, intentando vislumbrar cómo ella las confirma y las modifica según va protagonizando la línea evolutiva que marca su experiencia. Por otro lado, queremos anticipar nuestro enfoque sobre qué define mejor la naturaleza o idiosincrasia distintiva del baile flamenco y por tanto, qué lo diferencia de otros bailes. Si bien es cierto que las características generales del baile flamenco han sufrido constantes transformaciones a lo largo de la historia, también lo es que encontramos en él ciertos rasgos comunes que se han mantenido a través de todas las etapas. En este aspeco atribuimos a Amparo Álvarez Rodríguez una vinculación directa con las características definitorias de la Escuela sevillana de baile. Esos rasgos son ya perceptibles en los relatos decimonónicos que narraban su danzar, que contribuyeron en gran medida a confirmar y modificar las tendencias y praxis de la época. De este hecho se entiende que bailarines de reconcido prestigio, como lo fueron sus discípulos directos José Otero Aranda y Ángel Pericet Carmona, mantuvieran y transmitieran la herencia de Amparo Álvarez, La Campanera, una herencia que aún hoy podemos advertir en el baile de quienes representan la Escuela sevillana de baile flamenco.