Descripción
Este proyecto trata sobre un nuevo campo terapéutico en los Centros de Educación Especial de Guayaquil, específicamente en el cantón Durán, en el cual el artista aplica la Danza como medio para establecer la comunicación entre los niños con capacidades especiales auditivas y el entorno en el que se desenvuelven. La falta de actividad física junto a circunstancias como el problema de nutrición, maltrato familiar, familias disfuncionales hacen que el niño con problemas de audición muestre gran agresividad ante su entorno lo que hace imposible que viva en armonía con los otros compañeros. El incluir talleres de Danza como terapia a un grupo de estudiantes entre los ocho y doce años de edad de la escuela IMPAL y realizar un trabajo mancomunado con autoridades, maestros, estudiantes y padres; permitió : Modificar patrones de conducta no adecuados en los niños con capacidades especiales auditivas mediante la aplicación de la Danza como terapia para incorporar la seguridad biosicosocial, incentivar el desarrollo de la autoestima mediante la libertad de expresión para mejorar los procesos comunicacionales y mejorar la psicomotricidad en los niños con capacidades especiales auditivas, para participar con mayor seguridad en su entorno social. Los Directivos y docentes de la escuela en un 100% han considerado importante el aporte de la expresión corporal y muy necesaria integrar este tipo de actividades recreativas en la institución, los padres en un 90% están muy de acuerdo en la posibilidad de ayudar a sus hijos. El primer acercamiento con el no oyente consiste en que él llegue a interesarse por proyectar y darse cuenta de que su cuerpo es un instrumento del lenguaje. El estímulo visual aporta una gran ayuda para los sordos, permitiendo que adquieran y desarrollen capacidades rítmicas, calidades de movimiento, estructuras espaciales, además de sensaciones y aptitudes que expanden el mundo interno.