Descripción
Una aproximación crítica desde la sociología nos permite encarar realistamente el estado situacional de nuestro baile nacional representativo, que ha dejado de ser practicado para disfrute de los participantes y su entorno, como está destinada la Marinera a ser, desde que se llamaba, por mal nombre, Mozamala o, por bueno, Zamacueca, con aproximadamente el mismo significado de baile con tradición de goce y despliegue de belleza elegante.
Si costa, sierra y selva, por siglos, la danzaron con gran alegría, ¿qué obstaculiza en las condiciones actuales su disfrute? Una reflexión enraizada en las opiniones de quienes viven el reto de aprenderla para lucimiento personal en festividades (sean o no concursos), de modo profesional y artístico, observando los cambios de actitud sobre modos de encarar positivamente el desafío, se concluye que la fiesta debe seguir.