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Repensar las didácticas para la danza tradicional

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(@hanzplata)
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Uno de los temas de permanente preocupación para los hacedores y transmisores de la danza tradicional, es la falta de interés de los niños, niñas y jóvenes por conocer y practicar este tipo de danza, es reiterativo encontrarse con opiniones como que les da pereza, que es un baile de viejitos o que es mejor lo moderno.

Por otra parte, encontramos representaciones escénicas donde los sujetos repiten coreografías con temáticas inapropiadas a sus edades y en muchas de las ocasiones obligados a realizar movimientos y gestos con cargas simbólicas que desconocen, lo único que tienen claro es que el docente afirmó que eso era parte de su identidad.

En variadas publicaciones he manifestado la necesidad de pensarse las didácticas y metodologías para el proceso de enseñanza y aprendizaje de la danza tradicional en los contextos escolares y no formales, ahora llamados para educación para el trabajo y el desarrollo humano. Las búsquedas corporales en el aula, en las escuelas contemporáneas deben ser dinámicas, maleables y capaces de adaptarse a las necesidades de los cuerpos que bailan, “en síntesis, la danza tradicional en la Escuela debe aportar a la creación de nuevos lenguajes corporales para que los estudiantes avancen por rutas que faciliten sus búsquedas expresivas (…)” (Plata, 2020).

Encontrarse con cuerpos nuevos en las escuelas y plantearles antiguas formas de enseñanza y aprendizaje va en contravía con lo que plantea el concepto de tradición[1], que hace referencia al tránsito y transmisión del conocimiento de la cultura de un contexto social teniendo en cuenta los sujetos que la conforman y las hibridaciones (García Canclini, 1990) que estos han recibido al desarrollarse activamente en estos territorios.

Antes de plantear en los contextos educativos la danza tradicional, recomiendo abordar las capacidades expresivas de los cuerpos e incentivar el sentido de pertenencia por la comunicación no verbal auténtica e identitaria, para este propósito la pre-danza se convierte en un recurso metodológico que despierta en los nuevos cuerpos el gusto por los ritmos, bailes y danzas tradicionales, transformando el aula de clase en un espacio de laboratorio y búsqueda;  apropiar de manera consciente los movimientos cotidianos, utilizados constantemente en las propuestas coreográficas tradicionales, abre un camino abonado para un proceso pedagógico experimental donde los sujetos- cuerpo que hacen danza encuentran de manera natural signos, y simbologías que luego ponen al servicio de la danza propiamente dicha.

La infinidad de ejercicios de pre- danza que conforman la base del folclor coreográfico colombiano ofrece múltiples recursos para diseñar novedosas y significativas clases de danza, sin caer en la monotonía de la repetición sin sentido y por el contrario incentivando el asombro de los participantes, textos como las rondas y los juegos infantiles de Octavio Marulanda, Juguemos de Oscar Vahos, Ronda que ronda la ronda de Olga Lucia Jiménez, por mencionar tres de la infinidad de publicaciones que han dedicado sus páginas a significar la pre-danza tradicional, son el insumo para crear y recrear la danza en la escuela.

Otra posibilidad para enriquecer las didácticas en el aula, es la danza zoomorfa, que siendo parte de la pre-danza  tradicional, específicamente aborda la temática animal, que encuentra en el movimiento extracotidiano, otras maneras de expresión, enriqueciendo desde otro lugar la expresión de los cuerpo- danza, que al salir del punto de equilibrio por medio de la imitación de los animales despierta un gusto por auto-descubrirse y llevar más allá su creatividad, Curt Sach al respecto afirma que “ después de la “imitación pasiva” cuando al contemplar el movimiento nos sentimos arrastrados a la acción y dominados por una sensación de poder, viene la “imitación activa”, la cual trasciende los límites del cálculo y la reflexión (Sach, 1994. 29).

La pre-danza abre una ruta donde los cuerpos-danza se reencuentran con su expresión autentica (muchas veces inconsciente) que por herencia ancestral y contextual está registrada en el cuerpo, proceso que es significativo cuando se consigue sin imposiciones, ni modelos a seguir;  ahora bien es labor del docente motivador conducir asertivamente este proceso, ya que es éste (el profesor) el que de manera responsable conoce los objetivos del laboratorio y pone límites en procura del bienestar de los cuerpos que experimentan con la pre-danza.

 

Para continuar la reflexión planteo las siguientes preguntas con respecto al tema:

  1. ¿La danza tradicional colombiana está en mora de reconstruirse en consecuencia con los nuevos cuerpos que habitan los contextos escolares?
  2. ¿la pre-danza es un recurso óptimo para lograr que los nuevos cuerpos se identifiquen con la danza patrimonial?
  3. ¿De qué modo usted como pedagogo, transmisor y hacedor de danza, atiende la falta de interés, subvaloración y desconocimiento de la potencia de la danza tradicional en la formación integral de sujetos?
  4. ¿De qué manera transitan las didácticas de la danza tradicional en los escenarios virtuales en esta nueva normalidad?

 

 

[1] Tradición: transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación en https://dle.rae.es/tradici%C3%B3n consultado en agosto del 2020.

Este debate ha sido modificado el hace 4 años por Hanz Plata Martínez

   
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(@cesar-monroy)
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@hanzplata Abordando la primera pregunta en mi concepto la tradición la comprendo desde  el aquí y el ahora, en otras palabras  nuestros niños y jóvenes son la tradición, ellos  llevan en sus cuerpos movimientos y expresiones heredadas que ya les son propias, manifestaciones que no queremos ver los adultos, quienes siempre estamos en la búsqueda de reconstruir algo que ya no es, o que de alguna forma es pero transformado. A través de esos jóvenes cuerpos nos habla la nueva tradición. 

La pre-danza es un recurso utilizado con niños de la primera y segunda infancia (etapas de imitación) puede ser orientada para que los nuevos cuerpos se identifiquen con la danza patrimonial, dejando en claro que ese no es el único camino ludico para la pre-danza.

Respecto a la tercera pregunta sobre  la falta de interés, subvaloración y desconocimiento de la potencia de la danza tradicional mi aporte se orienta en primer lugar a conocer si los intereses de los alumnos están tenidos en cuenta o solo están primando los intereses de pedagogos obsesionados en la potencia de la danza tradicional


   
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(@jaimecastromozo)
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Citando a: @hanzplata

¿La danza tradicional colombiana está en mora de reconstruirse en consecuencia con los nuevos cuerpos que habitan los contextos escolares?

Luego de un trabajo de indagación realizado a través de entrevistas semiestructuradas realizadas con jóvenes bailarines de danza urbana de la ciudad de Santa Marta, puedo plantear las siguientes hipótesis:

a) La mayoría de los bailarines empiezan su transitar en la danza en los entornos escolares. Es preciso resaltar el papel de los maestros que reconocen, motivan y destacan las cualidades de sus estudiantes y avivan en ellos, el gusto por la danza.

b) Si bien la danza folclórica es el primer género de danza que generalmente abordan los estudiantes en las escuelas, los maestros y maestras hacen aproximaciones a otros trabajos corporales y expresivos a través de rondas o juegos de imitación que no siempre son pensadas para su presentación y escenificación.

c) Los estudiantes se desmotivan frente a las manifestaciones folclóricas en los entornos escolares, porque comúnmente solo son procesos para cubrir la programación en las actividades cívicas y con frecuencia se abordan las mismas manifestaciones danzarias a través de los años, siendo por lo regular la Cumbia y el Mapalé las que predominan en estos espacios. Estas presentaciones dejan de ser un desafío y no satisfacen las expectativas motrices, afectivas y cognitivas de los estudiantes, quienes terminan participando por la calificación, es decir, danzan para obtener una nota en las asignaturas de educación física o educación artística.

d) El principal factor de desmotivación de los estudiantes frente a estas prácticas repetitivas del folclor, es la baja posibilidad de conformación de una comunidad por fuera del entorno escolar a las que ellos puedan pertenecer, por tanto, se diluye la función social de las tradiciones en la configuración de las identidades de los mismos. Es más probable que adolescentes y jóvenes pertenezcan a grupos de danza de otros géneros, donde puedan ser auténticos, existan canales de comunicación horizontales y, por ejemplo, puedan usar los medios digitales para relacionarse o hacerse visibles, lo cual hace más atractivo y fácil la construcción de comunidad alrededor de lo que son y hacen.

e) La danza folclórica en la escuela debería propender hacia el reconocimiento y reconfiguración de las identidades de los estudiantes, para ello es necesario que se establezcan rutas para que las tradiciones dialoguen con los intereses, motivaciones y contextos histórico-sociales de ellos.


   
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(@angelagamezmorales)
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Dentro de los recursos para lograr que los nuevos cuerpos se identifiquen con la danza patrimonial, el maestro Plata plantea la pre-danza y la danza zoomorfa. Al respecto, cualquiera de éstos se potencializa o no, de acuerdo al enseñante. Realmente depende de quienes desempeñamos ese rol, que el conocimiento llegue a ser significativo para el estudiante. Mi apuesta ha estado enfocada en escuchar a los contextos y a los sujetos que habitan los ámbitos escolares y responder a éstos sí con la pre-danza, sí con la danza zoomorfa, y sí con el juego (Gadamer, 1993), que no siempre está presente en las dos anteriores ya que, reitero, dependerá del docente, que el juego llegue a estar ausente o presente en los espacios de clase.
 
En este sentido, además de los dos recursos propuestos por el maestro Plata (predanza y danza zoomorfa), propongo un tercero que es el juego, y todo bajo la reflexión en torno al docente investigador de danza tradicional colombiana. La invitación es, entonces, a considerar que cualquiera de los recursos utilizados en los escenarios escolares puede ser creado, re-creado, pensado, repensado, construido, reconstruido, deconstruido, improvisado, experimentado, etc. Es decir, repensarse como enseñantes y transmisores de estas danzas.
 
Es interesarse volver a analizar una y otra vez los objetivos que cada sujeto se plantea para compartir la danza tradicional colombiana en un aula de clase, ya que la preocupación por la muestra de productos escénicos (en eventos, festivales, concursos, etc.) puede llegar a tergiversar el interés por la enseñanza aprendizaje del sujeto aprendiz. Todo buen proceso no tiene un resultado, tiene muchos resultados.
 
Transito hacia otra de las preguntas planteadas por el maestro Plata, y afirmo, la danza tradicional colombiana se está reconstruyendo, o mejor, contextualizando de acuerdo a los cuerpos contemporáneos; de hecho, el ser tradicional implica una transformación de acuerdo a las necesidades de los contextos, en este caso escolares. Sin embargo, no deja de ser cierto que la sistematización y la comprensión de la danza tradicional y de la danza folclórica, como cánones, ha modificado la velocidad del proceso de transformación que en otras circunstancias hubiese podido ser distinta.
 
 

   
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(@johannasilva)
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Atendiendo los comentarios y preguntas planteadas dentro de este foro, me interesa situarme desde dos experiencias: 1) mi iniciación dentro de la danza folclórica desde mi infancia y 2) como docente dentro del aula tanto formal como en otra esfera formativa que es el entorno comunitario.

En mi experiencia como bailarina en etapa infantil, entendí la danza folclórica algunas veces desde el juego coreográfico, pero muchas otras desde una repetición consecutiva de pasos, figuras, gestos planteados por un docente y desde un gusto rítmico y musical que me motivaba a continuar aprendiendo y afianzando la técnica de alguna danza específica, también, como lo planteó el maestro Jaime (@jaimecastromozo) fui de quienes tuve la oportunidad de formarme paralelamente dentro de un grupo institucional, luego compañía de danza que me impulsaría aún más a seguir bailando danza folclórica.

Tuve la fortuna de tener buen ritmo, tener de alguna manera gracia al bailar y una maestra que encontró en mí un talento o facilidad de bailar, pero ¿qué sucedía con los que no tenían facilidad rítmica, eran menos agraciados o no estaba dentro del grupo o compañía de danza? Sencillamente se generaba una resistencia, considero hoy día, que esa didáctica de algunas veces fue juego coreográfico y muchas veces repetición se agotaba, no porque el juego no fuese una estrategia o metodología certera para la iniciación a la danza folclórica, sino que la clase  de danza era súper para el que podía ir al ritmo de la maestra, pero nefasta para el que no podía coger nada, ni el paso, ni la figura.

Esta situación la he podido observar en otros espacios con otros colegas que imparten la clase de danza en etapa infantil y sin juzgar, aun me pregunto ¿Cuál es el objetivo? ¿Que reconozcan la cultura o folclor de alguna región del país y/o su mismo territorio o que logren el paso perfecto? Desde allí, inicio con situar desde mi hacer una sensibilización que junto a actividades propias que podrían identificarse como pre-danza, también conducen a una exploración de la cultura, a través de la literatura, de la imagen y la música.

En mi práctica es lo que me ha llevado a entrelazar un poco más los lenguajes artísticos con el fin de explorar lo folclórico y tratando de proponer en los grupos diversos, actividades que permitan que aquellos que les gusta el baile afiancen su práctica y aquellos que no se sientan tan identificados, puedan darse el espacio de explorar desde el movimiento el folclor.

Por otra parte, hablamos de pre-danza en la primera infancia y máximo segunda infancia, pero ¿Qué sucede de la etapa adolescente en adelante? Allí la estrategia debe cambiar y considero que hoy día es necesario trabajar la danza folclórica o el folclor en general a partir del contexto de los estudiantes, lo que reconocen como cercano, que muy posiblemente tiene que ver con música llamada cotidianamente “moderna” u otros aspectos, también se podría iniciar desde relatos, historias, imágenes para ir encontrando conexiones que permitan llegar a reconocer la tradición.

Por ejemplo, puede ser posible ir sensibilizando poco a poco hacia ritmos del Pacífico a los estudiantes, desde algo más cercano rítmicamente como la agrupación musical de Herencia de timbiquí u otras agrupaciones alternativas que realizan fusión, hasta llegar a la tonalidad autóctona.

En otro caso, si habláramos de Bogotá y el pasillo de salón, podríamos hacer algo desde los personajes emblemáticos como la loca margarita, el negro chiva, Pomponio entrelazando la música, hasta llegar a la danza. Considero que es importante generar pretextos y detonadores que motiven.

Ahora, frente a pasos y figuras de la danza, pueden mostrarse y enseñarse tan cual están sistematizadas, pero con la posibilidad considero de reconstruirse y jugar con ellas también, creo que en el ejercicio podría haber un poco más de recepción a reconocer una tradición, una cultura, una danza, ritmo, etc. y así mismo, no queda estancada la visión de enseñar lo mismo, mostrar lo mismo y repetir.

Creo que definitivamente, el docente debe ser muy creativo, un conocedor de la danza folclórica, con apertura para poder buscar siempre herramientas y caminos que motiven al estudiante siendo este cercano a la danza o no.

Por último, si situó mi práctica en el entorno comunitario, es decir, espacios heterogéneos, con diferentes situaciones o necesidades, otros espacios territoriales fuera del aula, todo cambia, porque es una experiencia situada en otro enfoque que puede ser enseñar no necesariamente el folclore, sino a través del folclor, pero para mí, más que eso, es rescatar y visibilizar la identidad  cultural que hay allí y tratar de intervenir positivamente en un territorio, que tiene posibles necesidades desde lo emocional, educativo, social, familia, entre otros aspectos.

Muchas veces lo importante no será aprender el paso, sino que por ejemplo logren relacionarse más asertivamente desde una danza en pareja, por ejemplo.

Aunque esto de la necesidad, también lo puedo encontrar en el aula, porque los infantes y adolescentes circulan en diferentes esferas sociales.


   
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(@johannasilva)
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@jaimecastromozo

Querido Jaime, consideraría que también la desmotivación hacia el aprendizaje de la danza folclórica es que no se sienten identificados con ella, realmente no todos los estudiantes desean pertenecer a una compañía de danza y/o espacio de profundización, o la danza sea algo que los mueva o motive realmente , considero que, tendríamos que pensarnos para aquellos que no se motivan o hasta en algunas circunstancias no les interesa, qué les podemos aportar desde la danza folclórica más allá del reconocimiento de  la tradición, que es un conocimiento implícito desde esta danza.


   
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(@hanzplata)
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@cesar-monroy Maestro comparto plenamente sus opiniones, quisiera agregar que la pre-danza no es un recurso exclusivo  para los niños y las niñas, es una posibilidad didáctica que también alimentaría los procesos creativos en los adultos y en los bailarines profesionales que hacen danza tradicional; sacándolos del punto de equilibrio (Barba:1990) y colocándolos en un lugar desconocido, en donde se ven  obligados a hacer uso de la creatividad (Csikszentmihalyi. 1998), recuperando los escenarios donde el cuerpo se expresa de manera auténtica  para romper los moldes que se han enquistado en la danza escénica. 

Esta publicación ha sido modificada el hace 4 años por Hanz Plata Martínez

   
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(@cesar-monroy)
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De los diferentes aportes me surge la pregunta del como estamos entendiendo los conceptos folclor y tradición (se que ya sea debatido mucho en este campo) pero me da la sensación de estar hablando de dos cosas y al tiempo de lo mismo...

Esta publicación ha sido modificada el hace 4 años por Cesar Monroy

   
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(@hanzplata)
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Según Hobsbawm (1989) la tradición inventada es el conjunto de prácticas ritualizadas que buscan inculcar ciertos valores y normas de conducta por repetición, situados en este referente, las tradiciones consolidan comunidad y los sujeto que pertenecen a ella se sienten identificados con estas y cuando la ritualización se pierde dejan de estar vigentes. Por tanto, las tradiciones van evolucionando para responder a las nuevas comunidades, sostenidas en el pasado, pero influenciadas por la contemporaneidad donde se proyectan.

El concepto de folclor se instala para estudiar las manifestaciones populares (tradicionales) y desde allí clasificar y mantener un control de la cultura (popular y elite), este término mantiene unos límites duros, de tal manera que excluyen a las nuevas manifestaciones culturales y que son propias de las tradiciones de las nuevas culturas, ya que si se permiten estas nuevas manifestaciones, cimentadas desde la tradición, se perdería el "control sobre la cultura", que se ha mantenido bajo la consigna de “salvarla”, colocándola en un lugar incólume y de repetición a ciegas, ese pequeño poder (Foucault) de algunas elites también permea la danza, lugar desde donde algunos  no permiten la llegada de nuevas manifestaciones.

Por tanto, desde mi postura de docente en danza, prefiero hablar de tradición para abrir el abanico creativo y no de folclor que la limita.


   
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(@angelagamezmorales)
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En mis intervenciones coincido con la postura del maestro Plata y también me sitúo desde el término de la danza tradicional para referirme a los temas que estamos dialogando en este foro Repensar las didácticas para la danza tradicional, sobre todo teniendo en cuenta dos elementos muy importantes que atraviesan y que están inmersos simultáneamente en estos procesos generacionales, como lo son la permanencia y la transformación. Madrazo (2005) plantea que “la tradición es una combinación de los elementos esenciales, que se conservan intactos junto a aspectos nuevos que se suman a ella”, lo que implica movilidades espaciales y temporales (dentro de muchas otras).

Justamente, relacionando esto con los límites que plantea el maestro Plata, lo folclórico instaura espacios y tiempos (Marulanda, 1984), comprendiendo así a la danza folclórica como aquella que se desarrolla en su lugar de origen por quienes habitan dichos espacios, y a la danza tradicional como aquella que trasciende incluso hasta nuestros contextos, incluyendo a los espacios académicos.

Esta publicación ha sido modificada el hace 3 años por Angela Gámez Morales

   
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(@cavr2020)
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pongo en conversacion  algunas preguntas que preguntan austedes e interrogn estos cuerpos del presente

para construir folklor  no hay que cosntruir tradicion

entonces lo de hoy no es ni tradicion ni folkor

que es

la musica y los hechos permanecen  avanzan se consolidan por que no entender la danza como un universo que permanece y es en si mismo  la tradicion y  presente y futuro .....


   
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